La historia de Túnez es la de la nación más pequeña de África del Norte, independiente desde 1956, justo un año antes de nacer yo; sin embargo, esa historia se extiende mucho más allá, al abordar el devenir del territorio tunecino desde el período prehistórico capsiense. La región fue habitada por tribus bereberes (Curiosamente tienen los ojos verdes y azules que resaltan con su piel tostada por el sol abrasador) Sus costas fueron ocupadas por fenicios a inicios del siglo X a. C. La ciudad de Cartago fue fundada en el siglo IX a. C. por colonos venidos de Tiro que expandieron su influencia sobre Sicilia, Iberia y otras importantes zonas del mar Mediterráneo occidental.
En el siglo II a. C., Cartago fue conquistada por el Imperio romano, al ser derrotada en las Guerras Púnicas. Cartago fue destruida y la influencia cultural asiática y africana en la actual Túnez fue mermada por la influencia romana. El territorio del Túnez moderno fue entonces administrado casi en su totalidad bajo el nombre de la provincia romana de África y se convirtió en uno de los graneros de Roma. En el siglo V, fue conquistada por los vándalos y reconquistada por los bizantinos en el siglo VI durante el reinado del emperador Justiniano I.
El siglo VII marcó un giro decisivo en el itinerario de una población que se islamizó y arabizó poco a poco debido a la conquista por parte de árabes musulmanes, quienes fundaron la ciudad de Kairuán, la primer ciudad islámica de África del Norte. Así, se convirtió en parte del califato omeya y abbasí bajo el nombre de Ifriqiya. Posteriormente, los bereberes nativos alcanzaron el poder y derrocaron a la dinastía árabe aglabí, colocando en su lugar a la dinastía de los ziríes. En el 1045, los fatimíes de Egipto enviaron una confederación de beduinos para que acabaran con los ziríes. De esta manera, la región fue devastada y la próspera industria agraria se arruinó.
A inicios del siglo XVI, España logró controlar algunas ciudades costeras, que fueron perdidas rápidamente ante el Imperio otomano, que gobernó Ifriqiya desde 1574. Los gobernantes turcos, los beys, obtuvieron un grado de independencia importante respecto de Turquía. Por su emplazamiento estratégico en el centro de la cuenca mediterránea, Túnez se convirtió en pieza clave de la rivalidad de sucesivas potencias: la España de Carlos I, el joven Imperio otomano y, después, Francia, que tomó el control de la provincia otomana a fines del siglo XIX para aventajar a Italia, que también contaba con intereses en la región.
Marcado por profundas transformaciones estructurales y culturales, Túnez vio en el siglo XX el rápido afianzamiento de un movimiento nacionalista que concluyó en los acuerdos con la potencia tutelar, mismos que condujeron a la independencia en 1956. Desde entonces, el país fue conducido a marchas forzadas hacia la modernización y la integración económica, bajo el impulso de un partido político único mantenido en el poder. La actual República Tunecina (al-Jumhuriyyah at-Tunisiyyah) tiene más de diez millones de habitantes, la mayoría de los cuales (98%) se identifican culturalmente como árabes. Túnez limita con Argelia al oeste, con Libia al sureste y con el mar Mediterráneo por el norte y el este. Su capital, Túnez se encuentra ubicada cerca del antiguo emplazamiento de la ciudad de Cartago, lo que hizo peligrar la preservación de esta última, por lo que se inició una campaña que culminó en su nombramiento como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.
Al llegar aeropuerto de Monatir sentí un grato recuerdo de mi pueblo Extremeño, el calor tórrido y un olor a aceituna recien machacada, como en los molinos de mi tierra, y aunque pensé que no era la época, ese olor era inconfundible. El anochecer Tunecino, con dos horas de diferencia con nuestro horario, seguía siendo caluroso, un autobus nos recogió a los turistas y a toda prisa nos fue "repartiendo" por los hoteles, tras una hora de viaje llegamos a Port el Kantaoui, localidad turística a Tunez, lo que Marbella a España, salvando las diferencias. Acompañado por Rosa, una gran amiga y maravillosa compañera de viaje llegamos a nuestro hotel y casi sin darnos cuenta, cuando estabamos acabando de deshacer las maletas comenzó amanecer, sobre las 4.30 h. No nos resistimos a bajar a la playa y en un agua mediterranea extremadamente caliente nos diemos nuestro primer baño.
En un mar muerto, sin apenas vida, acostumbrado a las aguas de mi galicia, debiamos andar varios cientos de metros hasta que el agua nos llegara a la cintura, la temperatura iba en aumento, sobre las 8 de la mañana ya era dificil estar en la arena, las piscinas del hotel, con sus amacas y sus sombrillas nos daban un buen cobijo. Apenas a unos metros cruzabamos la frontera de lo real y lo turístico, la frontera de dos culturas, de dos religiones y de 300 años de diferencia.
A unos 6 kilómetros de Port el Kantaoui se encuentra Sousse, una ciudad de mayor entidad de población. Allí en el Zoco se puede encontrar de todo, es en el único lugar que existe algo de inseguridad, en el resto del país hay policias en cada esquina, se puede decir que es uno de los paises arabes más seguros, y sobre todo el turismo es muy respetado, sino, de que van a vivir?
Se nota la influencia Francesa en los grandes edificios y hoteles como el nuestro, aunque desde que alcanzaron su "libertad" el deterioro de esas edificaciones es muy notable, aun así se pueden ver verdaderos palacios, antiguos casinos, etc.
En Sousse contratamos un taxi entre un grupo de españoles y nos fuimos a Kairouan, a unas tres horas de viaje hacia el interior del país, donde se encuentra la mezquita más grande de Tunez. Como pudimos comprobar, el islamismo no nos permiten entrar a la zona de rezo "SOMOS INFIELES" y si queriamos entrar en la zona de visita nos teníamos que cubrir las piernas y en el caso de la señoras ponerse velo, el radicalismo del islamismo lo vivimos en cada segundo de nuestra estancia en ese país.
Niñas y mujeres tumbadas en alfombras y rezando, apartadas de los hombres, nos miraban con asombro, pues en Kairouan no está acostumbrados al turismo. En un pueblo donde el único restaurante no tenía ni un refresco y que su encargado, por llamarle de alguna forma, salió en moto para ir a buscar unas cocacolas, luego, mientras comiamos, él, sentado frente a nosotros se entretenía en arrancarse las uñas de unos pies enormes, como los de un camello. Tambien tengo que decir que el borrego que nos pusieron estaba delicioso y los dulces a base de dátiles eran de lo más rico que he probado.
Ver los zocos o mercados te recordaban a los mercados de las peliculas romanas, apenas han cambiado, no hay càmaras frigorificas y los animales muertos colgados estaban presididos por sus cabezas para identificar al sacrificado.
Como en otros paises que he visitado, no hay clase media, por lo que puedes ver lo mejor y lo peor en la misma calle, eso si, la discriminacion a la mujer no entiende de clases, podrán llevar mejores o peores túnicas, pero siempre cerradas al mundo. Aunque de vez en cuando podiamos ver alguna mujer de vaqueros, quizás sea uno de los paises árabes más aperturistas, lo cual, visto lo visto, no me quiero imaginar como estarán los otros. Casas de grandes señores, las familias del poder que dirigen el país.
Casas sin ventanas al exterior, con grandes patios interiores, su creencia es que el tener ventanas al exterior se escapa su privacidad y con ella sus creencias.
Casas como estás que veis, la de un vendedor de alfombras que en el piso de arriba tenía 4 mujeres y los hijos de cada una, en habitaciones distintas, sin que entre ellas se vean mucho, allí crian a sus hijos y reciben al esposo cuando éste quiera. Una mujer se puede vender o cambiar por unos cuantos camellos, si es rubia su precio aumentará notablemente. Pero como sabeis, lo que realmente me gusta es conocer el interior de la cultura, nada de edificios modernos, o ciudades turísticas, así que le dije al que llevabamos de guía que quería ver algo más interesante, algo en el corazón del pueblo, algo normal, y me llevó, claro que me llevó, y aunque mis amigos españoles no querían entrar... yo no me pude resistir.
Entre una callejuelas muy estrechas llegamos a una pequeña casa, al entrar un camello atado a una noria y unos cubos para lavarnos las manos y los pies, al fondo había dos policias y un anciano fumando con la pipa, como digo no me resistí, y aunque simulé el darle una "calada" pues de otro modo no me dejarían entrar, al final nos hicimos amigos y fumamos la "PIPA DE LA PAZ" y aunque entiendo algo de francés, apenas me pude comunicar con ellos salvo por señas.
Una de las cosas que está perdiendo Tunez es su perfecto conocimiento del Frances, los niños con menos de 15 años ya no lo hablan, la influencia francesa les dejó ese legado, pero su independencia, además de ir perdiendo otras muchas cosas, han perdido el idioma, ahora solo estudian y poco, árabe en la escuelas.
Cartago, o lo que queda de ella, y la Termas de Antonino de donde es esa foto, está junto al Palacio Presidencial, ni que decir tiene, que no nos permitieron hacer fotos al Palacio, allí vi por primera vez policías bien uniformados y limpios, y muy cerca de allí, unos de los pueblos más lindo que he visto, creo que se escribe SIRIBUSAY, el pueblo azúl, todas las puertas son azules, y en cada casa hay una jaula de pajaros abierta, sin pájaro, dicen que significa libertad, y yo digo, la que ellos no tienen se la desean a los pájaros. Pueblo turístico, pequeño, con unas vista maravillosas al mar.
Y casi al final del viaje llegó Tunez, ciudad más o menos moderna, con grandes avenidas, y curiosamente con una iglesia católica a la que no nos resistimos a entrar, con pocos fieles en su interior pero los suficientes como para enojar al guia turístico que insinuó que ya le quedaba poco de vida. No hay más comentarios.
El Zoco de Tunez, multitud de callejuelas, fuerte olor a cordero asado y toda una representación de objetos dedicados al turista, en esa zona es donde más cuidado se debe tener, un tirón y te meten en una de la minusculas tiendas para sacarte todo lo que tienes e incluso para no aparacer más en el caso de las mujeres. Hay una historia de una pareja de recien casados de Puenteareas Pontevedra que desapareció en el Zoco de Tunez y no se supo más de ellos, seguramente el hombre acabó muerto y la mujer en algún prostibulo para árabes hasta que el cuerpo le aguante. Esto es verídico.
Para mi el viaje a ese País fue interesante, gracias al conocimiento de Frances de Rosa podiamos negociar con los táxis y en los mercados, la comida en el hotel era europea, y salvo que añoré el vino y un buen wisqui (Que no lo hay o es dificil conseguirlo) Fue positiva.